El almíbar es una disolución sobresaturada de agua y azúcar, cocida hasta que comienza a espesar. Su consistencia, que va desde un líquido apenas viscoso a un caramelo duro y quebradizo, depende de la saturación de azúcar en el agua, es decir, de la cantidad, y del tiempo de cocción.
Se utiliza para conservas de frutas, para cubrir bizcochos, para elaborar distintos tipos de caramelos y además forma la base de algunos postres, como el tocino de cielo, los sorbetes, los fondant y el merengue italiano.
Es muy fácil de preparar, consiste en poner en un cazo al fuego 200 ml de agua con 200 gramos de azúcar y calentar hasta que hierva. Cuando eche a hervir, se deja a fuego lento durante 4 o 5 minutos. Antes de retirar del fuego, se le añade la esencia que queramos, en este caso, una cucharadita de extracto de vainilla. Se deja enfriar y listo.
También admite licores, limón o canela, por ejemplo, según el uso que queramos darle. Y por supuesto, las cantidades se pueden modificar para hacerlo más o menos espeso y en función, claro, de la cantidad que necesitemos.
Como veis, muy facilito. Espero que os sirva. Un beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta aquí lo que te apetezca =)